Hace casi treinta años, llegué a Washington, D.C. para hacer unas prácticas de un año en Sojourners, una comunidad y revista cristiana progresista dedicada a la justicia social, la paz y el activismo religioso. Viviendo allí en comunidad, aprendí a vincular la fe con la justicia.
Jim Wallis, el fundador de Sojourners, decía a menudo: “La esperanza significa creer a pesar de las pruebas, y luego ver cómo cambian las pruebas”. Esa frase se ha quedado conmigo desde entonces.
Desde aquellos primeros días hasta ahora, he visto cómo la esperanza y la fe trabajan juntas. La esperanza ve la posibilidad; la fe la sostiene. La esperanza nos abre los ojos a lo que podría ser, y la fe nos da la fuerza para llevarlo a cabo.
Esa creencia ha guiado el trabajo de mi vida para acabar con la falta de vivienda. Cada paso ha requerido claridad, propósito y un enfoque en las personas, tanto en las que se esfuerzan por alcanzar la estabilidad como en las que ayudan a que sea posible. Desde los primeros refugios y programas de asistencia en la calle hasta los sistemas coordinados y basados en datos de hoy en día que transforman vidas en todo el país, la fe ha seguido siendo un hilo constante en mi trabajo.

He visto lo que significa creer a pesar de las pruebas. He visto a gente aferrarse a la esperanza cuando todos los sistemas les decían que se rindieran. He visto a vecinos que, tras años en la calle, me muestran con orgullo las llaves de su nuevo hogar. He visto a comunidades enteras acabar con la falta de vivienda entre los veteranos. Y he visto verdaderos avances en todo el país, resultado del trabajo conjunto de las comunidades con personal dedicado, sólidas asociaciones y estrategias probadas que ayudan a las personas a encontrar estabilidad y un hogar.
También he visto el poder del hogar y del apoyo de la comunidad para ayudar a las personas a reconstruir sus vidas y recuperar la esperanza. Eso es la fe en acción. Es resiliente, firme y está llena de gracia.
Hoy en día, las pruebas están de nuestro lado. Sabemos qué es lo que acaba con la falta de vivienda: vivienda y servicios, prevención y fuertes conexiones comunitarias. Sin embargo, todavía hay quienes volverían a políticas que castigan en lugar de resolver. Lo que antes era esperanza a pesar de las pruebas se ha convertido en esperanza gracias a ellas.
La fe, como la esperanza, es una forma de resistencia. Nos recuerda que la dignidad debe guiar nuestras decisiones, la compasión puede impulsar soluciones eficaces y la humanidad debe permanecer siempre en el centro de la política.
Su donación pone la esperanza y la fe en acción. Por favor, done hoy mismo para ayudarnos a acabar con la falta de vivienda y garantizar que cada persona, en cada comunidad, tenga un lugar al que llamar hogar.
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