Todo lo contenido en esta guía se basa en un conjunto de principios fundamentales para unos buenos servicios de prevención de la falta de vivienda. Estos principios básicos deben influir en todos los aspectos del diseño e implementación del programa.
Principio 1: Resolución de crisis
Toda situación que pudiera resultar en la falta de vivienda constituye una crisis para la persona que la experimenta. Las respuestas de resolución de crisis deben incluir: evaluación rápida y triaje, basados en la urgencia; un enfoque inmediato en la seguridad personal como primera prioridad; desescalada de la reacción emocional de la persona; pasos de acción definidos que el individuo pueda lograr con éxito; asistencia con acciones que el individuo temporalmente no pueda o no esté dispuesto a intentar; y devolver a la persona el control sobre su propia resolución de problemas.
Principio 2: Elección del cliente, respeto y empoderamiento
Las personas en crisis pueden sentirse paralizadas por la urgencia y las potenciales consecuencias devastadoras de su situación. Los servicios de prevención de la falta de vivienda deben ayudar a las personas en crisis a recuperar una sensación de control y sentimiento de empoderamiento para superar activamente los obstáculos. Un énfasis constante en los objetivos, elecciones y preferencias del cliente, un respeto inquebrantable por sus fortalezas, y el refuerzo del progreso son esenciales para el empoderamiento. Esto no significa que los clientes estén protegidos de las consecuencias naturales de sus acciones.
Principio 3: Proporcionar la asistencia mínima necesaria durante el menor tiempo posible
El respeto incluye ‘soltar’ tan pronto como la persona tenga los recursos, conocimientos y herramientas para continuar sus vidas, independientemente de cómo elijan vivirlas. Proporcionar ‘justo lo suficiente’ para prevenir la falta de vivienda permite a un programa ayudar a muchas más personas en crisis. A menudo, esto significa asegurar que los recursos se utilicen para ayudar a personas en riesgo de perder vivienda de cualquier tipo —personas que de otro modo acabarían en la calle o en un albergue de emergencia— antes de utilizar recursos para proporcionar asistencia para otras necesidades. Proporcionar asistencia no esencial a un cliente del programa costará a alguien más en la comunidad su vivienda.
Principio 4: Maximizar los recursos comunitarios
Los programas de asistencia convencionales están destinados a ser la columna vertebral de cada comunidad. Crear servicios duplicados para una subpoblación, como las personas en riesgo de quedarse sin hogar, permite a las agencias convencionales continuar evitando o sirviendo ineficazmente a personas que tienen derecho a una mejor calidad y acceso. La duplicación también desperdicia valiosos recursos limitados que podrían gastarse para evitar que más hogares se queden sin vivienda.
Principio 5: Los recursos adecuados para las personas adecuadas en el momento adecuado
Cuanto antes intervenga un programa en una crisis de vivienda, menor será el costo. Los resultados pueden parecer impresionantes, pero la investigación muestra que la mayoría de las personas que reciben asistencia preventiva no se habrían quedado sin hogar incluso sin asistencia. Cuanto más tardía sea la intervención, más costosa y menor será la tasa de éxito. Pero en las últimas etapas de la crisis de vivienda de un individuo, es prácticamente seguro que se habría quedado sin hogar sin asistencia. Los buenos programas de prevención se esfuerzan por dirigirse a personas que tienen el mayor riesgo de quedarse sin hogar pero que también tienen una buena oportunidad de permanecer alojadas si reciben asistencia.
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