¿Quiénes son los más afectados?

La realidad es que algunas personas y grupos tienen más probabilidades de quedarse sin hogar en comparación con la población general de los Estados Unidos. Por ejemplo, los adultos mayores se encuentran entre las poblaciones de más rápido crecimiento que experimentan la falta de vivienda por primera vez. Las personas con discapacidades tienden a experimentar la falta de vivienda a largo plazo o de forma recurrente. Los jóvenes de entre 18 y 24 años que se identifican como homosexuales o transgénero tienen el doble de riesgo de experimentar la falta de vivienda que los jóvenes adultos heterosexuales. Las personas que viven en comunidades rurales y carecen de hogar a menudo son subestimadas e invisibilizadas en geografías tan vastas. En todos estos grupos, la raza y el origen étnico pueden agravar el riesgo de quedarse sin hogar. Los nativos hawaianos, isleños del Pacífico, indígenas americanos, nativos de Alaska, afroamericanos y latinos tienen más probabilidades de experimentar la falta de vivienda, y los asiático-americanos, que históricamente estaban subrepresentados, son el grupo con el mayor aumento recientemente.

¿Por qué algunos grupos se ven más afectados que otros?

La respuesta es simple. Nuestros sistemas. Ciertos individuos y grupos han tenido históricamente menos poder o representación económica, social y política basados en la raza, el sexo, la religión, el origen étnico, la discapacidad o la geografía debido a su exclusión sistemática e intencional. Por lo tanto, prácticamente todos los aspectos de la vida fueron diseñados sin tenerlos en cuenta y contribuyeron a la discriminación persistente en vivienda, atención médica y empleo; la intolerancia y el rechazo familiar; y la desinversión sistémica en comunidades de bajos ingresos.

La mayoría de las personas que se quedan sin hogar tienen ingresos extremadamente bajos y no ganan lo suficiente para pagar un lugar al que llamar hogar. Por lo tanto, es lógico que las personas que no pueden acceder a viviendas profundamente asequibles, empleos bien remunerados, atención médica adecuada o educación de calidad —debido a la discriminación o porque han sido rechazadas por su sistema de apoyo o provienen de comunidades con escuelas que no han recibido inversiones durante décadas— se queden sin hogar en tasas más altas.

Aunque nuestra misión es simple, para alcanzar nuestro objetivo y garantizar que todas las personas tengan un lugar seguro, asequible y estable donde vivir, debemos ser intencionales y deliberados:

  • Primero, comprendiendo por qué más personas de estos grupos se quedan sin hogar. Esto incluye examinar los principales sistemas de nuestra nación, como el sistema de salud, el sistema legal penal, el sistema de inmigración, educación y bienestar infantil, que contribuyen a estas inequidades. Estos sistemas, que directamente conducen a las personas a la falta de vivienda, a menudo no funcionan para las personas marginadas y pobres.
  • Segundo, examinando el sistema de respuesta a la falta de vivienda para identificar y corregir procesos y diseños de programas que exacerban resultados injustos dentro de nuestro propio sistema.
  • Tercero, asociándonos con otros grupos y movimientos que buscan justicia en vivienda mientras centramos las soluciones en individuos con experiencia vivida o actual de falta de vivienda.

Nuestro enfoque para expandir el impacto de la experiencia vivida

Sin lugar a dudas: no podemos poner fin a la falta de vivienda sin trabajar junto a personas con experiencia vivida o actual de falta de vivienda que aportan un conocimiento íntimo de lo que funciona y lo que no. Para cumplir nuestra visión, estamos trabajando para integrar la experiencia vivida en cada faceta de nuestro trabajo, desde la configuración de la investigación y la evidencia hasta el desarrollo de prioridades políticas y cómo nuestro campo implementa programas. Con una plataforma nacional, es nuestro deber trabajar junto a las comunidades para garantizar que aquellos que han experimentado la falta de vivienda de primera mano guíen los cambios sistémicos necesarios para ponerle fin.

En 2023, lanzamos el Equipo Estratégico Comunitario (CST, por sus siglas en inglés) – una cohorte inaugural de asesores con experiencia vivida que colaboran con otros grupos de experiencia vivida en todo el país. Ellos aportan soluciones a la mesa, ayudándonos a alinear nuestro trabajo con las realidades de aquellos en primera línea y abogando por políticas que reduzcan el daño y marquen una diferencia significativa.

Además del CST, cada equipo de la Alianza involucra a personas con experiencia vivida de diferentes maneras. Los ejemplos incluyen la solicitud de aportaciones para informar nuestras interacciones de asistencia técnica con las comunidades desde el principio hasta el final, la co-creación de directrices para el campo como las Estrategias Provisionales para Responder a la Falta de Vivienda sin Refugio, la invitación de invitados patrocinados a nuestras conferencias nacionales y la provisión de una participación significativa para que las personas con experiencia vivida den forma a la investigación y la evidencia.

Recursos para la Equidad

Nuestro Centro para el Desarrollo de Capacidades crea recursos que ayudan a los sistemas de respuesta a la falta de vivienda a comprender e incorporar la equidad en sus prácticas diarias. Estos recursos están diseñados para equipar a las organizaciones con las herramientas que necesitan para realizar cambios equitativos duraderos.

Construyendo el Futuro

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La equidad no es un proyecto secundario; es la base de un futuro sin falta de vivienda. Únase a nosotros para amplificar voces, fomentar la inclusión y transformar los sistemas para servir a todos por igual.

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