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La indigencia y la historia afroamericana: Criminalización

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Esta es la tercera entrega de una serie de publicaciones que examinan el vínculo entre el racismo histórico y la indigencia moderna. Las publicaciones anteriores pueden encontrarse aquí y aquí.

La indigencia y el encarcelamiento están intrínsecamente vinculados de múltiples maneras. Las personas en situación de calle tienen más probabilidades de interactuar con los agentes del orden público y terminar en prisión; la existencia de numerosas infracciones menores hace que sea prácticamente imposible vivir en la calle sin recibir multas o ser arrestado, incluso por ‘violaciones’ como sentarse en la acera. Las personas anteriormente encarceladas tienen hasta trece veces más probabilidades de experimentar la indigencia que la población general, debido en parte al castigo prolongado impuesto a las personas condenadas por delitos incluso después de ser liberadas de la cárcel. Y entre ambos grupos, las personas de color, especialmente los afroamericanos, están drásticamente sobrerrepresentadas.

Ingresar al sistema penitenciario es una razón principal por la que las personas terminan en situación de calle. Sin tener a dónde ir al momento de su liberación, y con un sistema de políticas que los vuelve a penalizar, muchas personas anteriormente encarceladas se ven forzadas a la indigencia. Debido a que los afroamericanos son objeto de vigilancia policial excesiva, son encarcelados en tasas desproporcionadamente altas y a menudo reciben castigos más severos, las personas de color son transferidas directamente del sistema penal a la indigencia, de una manera que no ocurre con las personas blancas.

La vida de las personas que hacen la transición del encarcelamiento a la reintegración en la comunidad está plagada de desafíos. Las barreras sociales y económicas, las habilidades obsoletas y la discriminación sancionada dificultan que estos individuos encuentren empleo, especialmente en campos de alta remuneración. Tanto los agentes de vivienda pública como los propietarios privados tienen el derecho legal de discriminar sobre la base de antecedentes penales, excluyendo a las personas anteriormente condenadas del acceso a la vivienda. El uso de verificaciones de crédito, depósitos de seguridad elevados, requisitos de ingresos, verificaciones de referencias y referencias de empleadores pueden hacer que encontrar vivienda sea más difícil para alguien que ha sido removido de la comunidad por un período prolongado y enfrenta barreras para obtener un empleo remunerado. Además, en algunas jurisdicciones, las personas anteriormente encarceladas pueden perder el acceso a beneficios públicos como cupones de alimentos, beneficios de seguridad social y asistencia en efectivo basados en sus antecedentes penales, lo que profundiza aún más su inestabilidad económica y aumenta la probabilidad de caer en la indigencia.

Es evidente que pasar tiempo en el sistema penitenciario aumenta la probabilidad de experimentar la indigencia en el futuro. Pero también es importante comprender los vínculos intrínsecos entre raza, criminalización e indigencia.

Vigilancia policial, raza e indigencia

Las comunidades donde viven los afroamericanos son consistentemente objeto de vigilancia policial excesiva. Esfuerzos como la Guerra contra las Drogas, las políticas de Detener y Registrar, y la vigilancia de ‘Ventanas Rotas’ permiten a los oficiales de policía interrogar a las personas de color en tasas desproporcionadas. En 2010, los afroamericanos en la ciudad de Nueva York tenían ocho veces más probabilidades que las personas blancas de ser detenidos por la policía, y once veces más probabilidades de ser registrados. Además, las personas de color están frecuentemente sujetas a sentencias excesivas y prácticas legales predatorias, lo que significa que en promedio terminan cumpliendo sentencias más largas por los mismos delitos.

El sesgo implícito entre las personas empleadas en el sistema de justicia penal, combinado con políticas que específicamente se dirigen a comunidades de bajos ingresos y comunidades de color, significa que los afroamericanos terminan en prisión en tasas mucho más altas que su proporción en la población general. Pasar tiempo en prisión implica una mayor probabilidad de experimentar la indigencia posteriormente. En conjunto, estos hechos demuestran cómo la injusticia en el sistema penitenciario contribuye a la disparidad dentro de la indigencia.

La indigencia no existe en un vacío, y el trabajo para erradicarla solo puede tener éxito como parte de un marco más amplio basado en la equidad. Como parte de ese esfuerzo, debemos instar a los sistemas de aplicación de la ley y justicia penal a reconocer no solo sus propias historias de perpetuar las inequidades raciales en la indigencia hasta la fecha, sino también sus responsabilidades para reducir las disparidades en colaboración con los sistemas de respuesta a crisis de indigencia.

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